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Aquellos padres que no están dispuestos a que sus hijos formen parte de las tristemente célebres listas de embarazos no deseados o de víctimas de enfermedades de transmisión sexual, deben aprender a darle un nuevo enfoque a la enseñanza de la sexualidad en los adolescentes. Las claves son la comunicación y la confianza.
Por Rocío Gaia / EFE
La mayoría de los adolescentes creen que están bien informados, se sienten inmunes a las amenazas y problemas y aparentan ser independientes. Muchos de ellos incluso exhiben sólidos argumentos sobre la sexualidad.
¿Pero quien les informa y de qué manera? ¿Cuál es la calidad de la información con que cuentan? Si los padres no hablan de estos temas con sus hijos, ¿Qué aprenderán los jóvenes por su cuenta a través de Internet o de los líderes de sus pandillas?.
Según la prestigiosa pedagoga Nora Rodríguez, cuyos manuales sobre cómo entender y educar a los niños se han convertido en libros de referencia en muchos países, “todos los adolescentes consumen información sexual en grandes cantidades sin saber separar lo que les sirve y lo que no”.
“Viven en un mundo que los transforma en consumidores de primer orden mientras los usa como símbolo sexual de juventud. En medio de ello, se educan solos, utilizados permanentemente como objetos sexuales por una sociedad que exalta la potencia sexual y la juventud”, señala la autora del libro “¿Hablas de sexo con tu hijo?”.
Las primeras experiencias eróticas. Las prácticas sexuales más comunes. Los métodos anticonceptivos. Los estímulos y estimulantes para una mejor relación. El papel de las chicas y los chicos. La homosexualidad. La sexualidad de los padres… .
Son temas tan atractivos como un imán para los adolescentes, y a la vez tan espinosos como un erizo para los padres, que a menudo no saben como plantearlos o responderlos adecuadamente.
Según Nora Rodríguez, “asomarse a la vida sexual de los hijos requiere mucha información seria y autenticidad personal, e implica atreverse a formar parte de su desarrollo sexual sin inmiscuirse demasiado en sus decisiones”.
Para la pedagoga argentina radicada en España, “quienes quieren que sus hijos sean responsables, deben aprender a darle un nuevo enfoque a la sexualidad de los adolescentes”.
El primer consejo de Rodríguez para mantener un diálogo positivo consiste en conversar sobre el tema sexual con tranquilidad y sin recriminaciones ni amenazas, pero la experta también propone otras recomendaciones:.
• Hable con un tono en que impere el cariño y la comprensión, en vez de la desesperación.
• Jamás convierta una conducta sexual de su hijo en un motivo de conflicto familiar. Ofrézcale ayudas y alternativas para solucionar su problema si es que realmente lo tiene.
• Aconséjeles que sean listos en el sexo y que se informen sobre sus dudas en lugar de llevarlo a cabo sólo porque todas sus amigas o amigos lo hacen.
• Ínstelo a que hable de sus emociones y de su impulso a hacer el amor cuando tenga una experiencia sexual.
• Pídale que explique sus emociones relacionadas con la sexualidad aunque no vaya a tener una experiencia.
• Haga que se comprometa a utilizar siempre preservativo, aún si practica sexo oral.
• Enséñele a que no se preocupe por lo que piensan los demás, sino por tener una actitud de responsabilidad.
• Dígale que ante todo se respete a sí mismo y a la otra persona con la que va a compartir la experiencia sexual.
• Aconséjele que antes de decidir tener sexo, sopese costes y beneficios, y que decida si está preparado para asumir las consecuencias.
• Haga que sea consciente de que el sexo es un aprendizaje permanente que requiere cierto esfuerzo y una gran capacidad de ensayo y error.
• Converse sobre las mentiras de las películas y las revistas pornográficas, que sólo tienen por objetivo provocar la excitación en quien lo ve. No se trasmiten valores, ni respeto por el otro, no se enseña a decir “nó”, no hay romanticismo ni ternura.
• Explíquele que todo acto sexual implica algún tipo de conexión con otra persona.
• Asuma que siempre habrá un punto de “ignorancia” sobre la sexualidad de su hijo que tiene que existir y dónde es clave respetar el derecho a la intimidad.
• Y lo más importante: oiga lo que oiga, no se escandalice. Los padres no debería olvidar que los diálogos sobre sexualidad están relacionados con la autoestima, el sentido crítico respecto de lo que ven y oyen, el “¿quien soy?”, el “¿qué quiero para mi vida?”, y el “¿cómo lo puedo obtener?”.
Publicado el 27 de febrero del 2008
lunes, 10 de marzo de 2008
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